Mi experiencia como voluntaria a los 12 años

Este verano me apetecía ayudar a alguien o contribuir en algo, puesto que siempre me ha encantado ayudar, y además, me he criado con mis abuelos y bisabuelos. Por ello, mis padres me dieron la idea de hacer un voluntariado, a lo que al principio me resultaba confuso ¿Como una niña tan pequeña podría hacer eso?¿Se podría?

Mi madre conocía la entidad Acufade, llamó para informarse y enseguida Izaskun le devolvió la llamada con la amabilidad que le representa, nos aclaró las dudas que teníamos y nos dio información de todo el proceso. Tras realizar una pequeña formación y una entrevista me dijeron cuándo podría empezar. Acudí por las mañanas al Centro de Acufade Norte, situado en La Matanza, con un horario totalmente flexible, y allí principalmente ayudaba al personal del centro a realizar actividades para trabajar la memoria y otros aspectos con las personas usuarias del mismo. Y fue ahí donde compartí con las personas mayores parte de mis días. Siempre me recibían con una sonrisa de oreja a oreja y también se despedían con un “que Dios te bendiga”.

Aprendí y comprendí cosas que uno no puede escuchar todos los días como sus experiencias; cada una de esas personas tienen historias para contar y no aburrirte. Ha sido una experiencia inolvidable, que me ha entretenido mucho y me he sentido genial sabiendo que aunque sea por un segundo alguien desconocido y un poco vulnerable se ha sentido bien con una palabra o un gesto de mi parte.

Sin duda repetiré cuando mis clases me lo permitan. Zaira

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